Trampas antipersonales

Las trampas antipersonales tienen su origen desde muy antiguo en la historia, cuando los cazadores ingeniaban artilugios para atrapar animales en la época prehistórica.

Las trampas antipersonales están destinadas a eliminar a enemigos en guerras de guerrillas, combate urbano y actos de terrorismo.

En la antigüedad, se usaban trampas confeccionadas usando los componentes de la naturaleza, tales como agujeros con estacas simulados con terreno suelto, ramas horizontal o verticalmente tensionadas con estacas adheridas que se accionaban con el paso de una presa o lazos que se cerraban con el movimiento de esta, etc.

En la guerra actual, las trampas antipersonales han llegado a evolucionar en una amplia variedad de aparatos explosivos transportables que se accionan con contacto (minas) estáticas o saltadoras, o bien explosivos enterrados y disimulados, o colocados dentro de edificios, también los hay que se accionan remotamente.

[1]​ Según su forma de activación: Son aquellas trampas que se accionan con el contacto con el cuerpo del enemigo, ya sea por su propio peso o por el paso de este, en este caso están las minas terrestres estáticas, las minas saltadoras, las minas de resorte o fragmentarias, las accionadas por chavetas sutilmente anexadas a alambres o palos.

Un comando armando una trampa antipersonal de contacto
Un soldado con un detector de minas terrestres