Esta categoría permite a los clínicos reconocer y tratar síntomas significativos que afectan el funcionamiento diario del individuo, pero que no encajan perfectamente en las categorías preexistentes.
La disociación implica una desconexión de los pensamientos, memoria, identidad o percepción del entorno, lo cual puede ser una respuesta a traumas severos o estrés prolongado (Spiegel et al., 2011).
[2] La evaluación de un posible trastorno disociativo no especificado (TDNE) en un entorno forense requiere un enfoque minucioso y sistemático.
[3] El tratamiento del TDNE generalmente implica terapia psicológica, con enfoques como la terapia cognitivo-conductual (TCC) adaptada para tratar síntomas disociativos y trabajar en la integración de experiencias traumáticas.
En algunos casos, también pueden utilizarse intervenciones farmacológicas para manejar síntomas asociados, como la ansiedad o la depresión.