[1] La totalidad del acuerdo dejó a Rory con un reino consistente en zonas territoriales en las afueras de Leinster, Meath y Waterford, siempre y cuando pagase tributo a Enrique II, lo cual le permitió establecer su soberanía por todo el territorio.
El texto revela un malentendido del alcance del tratado y de los asuntos acordados por los dos reyes que pronto resultaron fatales para la paz de Irlanda.
Enrique veía a Rory como su subordinado dentro del sistema feudal, pagándole una renta anual en nombre de todos sus sub-reyes; Rory se veía como el Alto rey de Irlanda restaurado, sujeto solo a un tributo anual muy asequible a Enrique.
El tratado se rompió muy rápidamente, ya que Rory era incapaz de impedir que los caballeros normandos a sueldo constituyeran nuevos señoríos, comenzando con asaltos contra Munster y Dál Fiatach en 1177.
Por su parte, Enrique estaba demasiado preocupado por los eventos en Francia como para intentar ponerles freno.