Mientras se debatía la votación hubo críticas por el uso del término Tribunal, aunque Gudrun Hauer pudo convencer a la asamblea, que la referencia, así como el Tribunal Russell venía al caso.
En términos legales, deberían haber sido llevados todos los participantes del Tribunal al juzgado y condenados a prisión.
Aunque la reina Margarita II de Dinamarca no pudo decidirse a tomar el cargo como presidenta, hubo un apoyo mundial.
Entre los miembros del comité internacional se cuenta con: Jacques Gaillot, obispo de Partenia, los diputados europeos Mel Read (Gran Bretaña) y Claudia Roth (Alemania), el político canadiense Svend Robinson y las parlamentarias austriacas Terezija Stoisits y Doris Kammerlander (ambas del Partido de Los Verdes), Irmtraud Karlsson, Elisabeth Pittermann y Annemarie Reitsamer (todas pertenecientes del Partido Socialdemócrata de Austria), además de los escritores Erica Fischer, Kuno Knöbl, Christine Nöstlinger, Gerhard Roth e Ingrid Strobl, el experto en medio ambiente Robert Chambers (Frankfurt), el sociólogo Bernd Marin y el experto en derechos humanos Manfred Nowak (ambos de Viena) el politólogo Anton Pelinka (de Innsbruck), así como otros profesores de Moscú, San Petersburgo, Vancouver, Utrecht y Preston.
Por ejemplo, por la acusación del séptimo punto - discriminación en el espacio público - el senado estuvo compuesto junto a ambos presidentes por cuatro periodistas, un editor, un sociólogo, el escritor Haslinger, el teólogo Lüthi, la actriz Echerer y la sicoterapeuta Perner.
La mayoría de los representantes políticos ignoraron la invitación o fueron transferidas a sus correspondientes departamentos, los cuales no respondieron.
Aludió la negativa a los socios de coalición, el Partido Popular Austríaco, que por aquel entonces cualquier cambio en ese ámbito bloqueaba.