Triciclo Bonet

Para subir pendientes, hacía falta que los pasajeros se bajasen del triciclo y empujasen mientras Bonet aceleraba.

[3]​ En aquella época, el espectáculo que ofrecía el hecho de ver circular un coche «propulsado por sí mismo» hacía que mucha gente se reuniese en la calle para verlo pasar.

Muchos barceloneses denominaban a Bonet con admiración «El hombre del coche sin caballos».

El triciclo Bonet constaba de un chasis formado por dos largueros irregulares y simétricos.

Un conjunto de barras paralelas y bielas desplazaba la fuerza motriz a la rueda trasera.

Una reproducción del Bonet, conservada en la Colección de Automóviles Salvador Claret.
Francesc Bonet fotografiado con su triciclo y unos acompañantes, hacia 1890.