La xirula, por el contrario, parece estar muy relacionada con el folclore de Zuberoa en los últimos tiempos, si bien se ha extendido algo desde los años 1970, tanto en extensión como en uso.
Mientras, en el siglo XVIII, en torno al txistu académico, se creó una flauta más larga que tomó el nombre de silbote, hoy instrumento de transposición en tonalidades sib o si.
[3] Siguiendo con estos estudios, en 2014 Aitor Amilibia e Iñaki Imatz crearon los primeros txistus bajos.
José Ignazio Ansorena dejaría el Conservatorio de Donostia en los años 90 para trabajar en la banda de pitos municipal (entre otros muchos trabajos), pero por aquel entonces la semilla plantada por el colegio de Donostia había empezado a dar sus frutos, y los txistularis han ido profundizando en su trabajo, en el siglo XXI, hasta la segunda década del siglo.
En las iglesias del País Vasco puedes encontrar muchos flautistas de una mano.