La flor tiene cáliz rudimentario y corola color verde claro y rojo en la unión de los 5 pétalos, los cuales está soldado en el ápice formando un capuchón o capotilla, que recubre los órganos de reproducción, entorpeciendo la fecundación natural por lo que es necesaria hacerla de forma artificial mediante una costosa operación denominada por los agricultores como «engalpe» (polinización artificial).
En un principio eran casas malagueñas las que venían a embarrilar y embarcar la uva, que posteriormente fueron suplantadas por otras locales y desarrolló de una importante industria artesanal de la barrilería en las localidades donde se cultivaba.
A éstos se sumaron los países escandinavos como principales consumidores: Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca.
También Portugal, Francia, Canadá, Suiza, Brasil, Argentina, Cuba, Argelia, México, China, Italia, Bélgica, Holanda, Venezuela o India se unieron a la demanda de la producción.
Las «golden grapes» a las que aludían las coloristas etiquetas en barriles y cajas que se introdujeron a nivel mundial, perdiéndose los mercados internacionales ante las variedades italianas e israelitas, cuya producción era más temprana.
Sin embargo ninguna otra variedad de uva llegó a tener éxito.