[2] La mayoría de estos tablones están construidas con vallas tejidas colocadas sobre arbustos amontonados, y se realizaron para ser usadas por la gente a pie.
Raftery estimó que sólo las traviesas equivalen a 300 robles grandes, o mil vagones cargados, con una cantidad similar de abedules para los rieles.
[3] La vía Corlea terminaba en una pequeña isla, desde la que partía una segunda vía (excavada en 1957 y datada con radiocarbono también en el 148 a. C.) de aproximadamente otro kilómetro y que la unía con tierra firme en el extremo opuesto de la ciénaga.
[5] Unas estructuras tan grandes como la vía Corlea también pueden haber servido para meterse en la ciénaga, quizás con propósitos rituales, en vez de simplemente cruzarla.
[6] La vía Corlea, aparentemente construida en un solo año, ha sugerido comparaciones con el cuento irlandés Tochmarc Étaíne (El cortejo de Étaín), donde el rey Eochu Airem ordena tareas a Midir como plantar un bosque y construir un camino a través de un pantano donde nadie había estado antes en un lugar llamado Móin Lámraige.