Se ganó la vida desde entonces traduciendo documentos oficiales, notariales, comerciales o privados.
Quedó tan dolido por la actitud burlona del público que decidió fundar una escuela, como había hecho el abad de l'Épée para los sordomudos.
Su gran idea fue el modo de hacer leer a las personas ciegas mediante caracteres especiales: usando las letras del alfabeto latino normal (pero con un tamaño muy superior) grabadas en relieve en hojas de papel grueso.
Con este método de letras en relieve, Lesueur aprendió a leer, compuso frases, y dominaba los rudimentos de la ortografía y las cuatro operaciones básicas del cálculo.
En 1786 se fundó la "Institution des Enfants Aveugles" (Institución de Niños Ciegos).
Valentin Haüy participó activamente en la vida política de su tiempo, y conoció horas difíciles bajo el Consulado.
[1] Once años después, en 1817, regresó a París, donde su labor había sido casi olvidada, conociendo nuevas decepciones.
Gravemente enfermo, ya no abandonaría de nuevo el domicilio que compartía en el Museo con su hermano el abad René-Just Haüy.