Se sabe que los castellanos se adentraron por el barranco de Tecén o de San Miguel, donde existía una importante población aborigen.
Dos años después, Valsequillo, por Real Orden, cuenta con alcalde propio, por lo que consecuentemente obtiene la autonomía y la separación del municipio de Telde.
Así, desde el siglo XVIII asistimos a un forcejeo entre los beneficiados sucesivos y los Obispos de la diócesis, retrasando la creación de una ayuda de parroquia en la zona o favoreciendo la enemistad entre los vecinos, sobre todo en los pagos que luego formarían el nuevo municipio y donde algunos piden sustraerse del mismo y mantener su pertenencia a Telde, como sucedió en Goteras, Cazadores, Moriscas, Arenales etc.
Tras la creación del municipio, y en medio de la conflictividad y la carestía generalizadas, el siglo XIX se abre para Valsequillo con la pugna con Telde por el agua del Heredamiento de la Vega Mayor, donde se producen usurpaciones y retribuciones constantes hasta que ambas localidades logran llegar a un acuerdo.
En las zonas más favorables para la agricultura han pervivido modelos de hábitat disperso vinculados a una agricultura familiar, en el que las viviendas se extienden siguiendo el fragmentado terrazgo.
El segundo periodo, entre los años 1950 y 1981 —5733 habitantes en el año 1981—, se define por un despoblamiento gradual, población que emigra hacia los municipios costeros del este insular para trabajar en el incipiente sector turístico o en las labores d empaquetado de la producción agrícola.
La última etapa, entre los años 1981 y 1991 —6467 habitantes en el año 1991—, se caracteriza por una ligera recuperación de efectivos poblacionales.
Administrativamente, el municipio de Valsequillo se divide en los siguientes barrios y sus respectivos núcleos: Tiene gran importancia la agricultura de exportación, entre la que destaca la producción de fresas, con gran aceptación en el mercado y la floricultura.
Se trata una tradición popular en el municipio que fue creada por un grupo de jóvenes.
[13][14] Comienza a las 12 de la noche donde se apagan todas las luces del pueblo y comienza el espectáculo, música e directo, zancos, efectos especiales, acrobacias, etc., participan cientos de participantes del pueblo (vecinos y vecinas), que recrean la tradición popular de forma innovadora y voluntaria.