[2] Otra versión señala que un coleccionista de arte y médico, llamado Rafael Lucio, adquirió la pieza en 1869.
"[2]Boban relata en este artículo el origen de la pieza, y coloca a Rafael Lucio, médico y artista, que la recibió como una transacción por parte de un paciente; aunque también señala que se sintió arrepentido, por lo que también le dio un anillo, y vendió a un precio muy bajo la vasija al Museo Nacional.
La fotografía se encuentra en el National Anthropological Archives del Instituto Smithsoniano.
Este robo fue realizado por Carlos Perches Treviño y Ramón Sardina García.
Para su realización se usaron diversos materiales líticos y abrasivos, que son similares a los que se emplearon para realizar diversos objetos prehispánicos de la Cuenca de México.
No se han detectado huellas de instrumentos metálicos o eléctricos modernos para su manufactura.
[4] Debido a que fue extraída por saqueo, y no se conoce exactamente su procedencia, la pieza está fuera de un contexto cultural.