La ciudad de Guadalajara, está incluida en la región biogeográfica mediterránea, con espacios termoclimáticos que se suceden en una serie altitudinal o latitudinal.
Los matorrales permanentes, son aquellos que constituyen la vegetación más evolucionada que puede existir en la zona, al no ser posible la evolución de la comunidad arbustiva a bosque.
Los factores dominantes, que pueden ser diversos, son el frío y la sequía.
Por eso, y por su condición de pastos de verano, han estado sometidos a pastoreo intensivo y continuo durante milenios.
Como consecuencia, estos matorrales han prestado, y prestan, un valioso refugio para la fauna silvestre y de interés cinegético, en suelos básicos y con frecuencia crioturbados, los erizonales, comunidades que pueden ser permanentes o paraclimacicos, muy perturbados por la culturas ganaderas humanas y con una composición florística que incluye matas y arbustos, de un elevado valor pastoral, como Genista pseudopilosa, Medicago suffuticosa y planta con defensas de tipo físico (espinas) o químico (metabolitos secundarios), como Erinacea anthyllis, Echinospartum horridum o Genista pumila.