Venus arreglándose

Venus aparece acicalándose sobre un canapé típicamente rococó, en un fastuoso interior palaciego tras cuyos cortinajes se aprecia un frondoso jardín.

Tres pequeños amorcillos la acompañan y ayudan juguetones, uno le arregla el cabello fijándose en el reflejo del espejo al pie, el otro le pasa una cinta y abajo otro levanta de la fuente de plata collares de perlas.

La diosa sostiene en su regazo una de dos palomas, ave que la simbolizaba desde tiempos minoicos.

Ello le permitió, como antes a Rubens, llenar lienzos de ninfas, amorcillos, sátiros y desnudos femeninos de carnaciones nacaradas.

Los hermanos Goncourt explican cómo la luminosidad y tonos claros y suaves de sus obras pictóricas estaban al servicio de la exuberancia decorativa a la moda.