Después de la llegada a Japón en 1543, mercaderes y aventureros portugueses participaron en un lucrativo comercio en la isla de Kyushu, sin puerto fijo, en navíos propios y juncos chinos.
Debido a la prohibición de las relaciones entre China y Japón, actuaban como intermediarios.
Para tal era designado un capitán-mayor, un cargo codiciado concedido por las autoridades oficiales como recompensa por servicios prestados.
Dada la larga distancia entre Goa y Japón, inicialmente el viaje partía de Malaca.
La ciudad pasó a integrar la ruta de la nave del trato, en un comercio triangular que terminaba en Japón.