En un primer momento se dedicó a consolidar y expandir sus empresas, como por ejemplo la naviera Trafume.
Posteriormente entró en el sector industrial, mediante la sociedad Uniwall-Shark, dedicada a fabricar papel pintado.
Tras la muerte del general Franco, las distintas asociaciones patronales acordaron su unificación, mediante la fundación de la Confederación empresarial valenciana (CEV), en 1977, de la que Vicente Iborra fue elegido presidente.
Participó en el Instituto social empresarial (ISE), del que fue presidente.
Aunque el consejo de administración, compuesto por ilustres personalidades de la vida económica, estaba al tanto del procedimiento defraudatorio, se le hizo único responsable.