Victor Emil Janssen

[2]​ En el otoño de 1833 viajó a Roma con una beca y vivió allí con Wasmann.

[2]​ Seguía trabajando con Heinrich Maria von Hess en los frescos de la Abadía de San Bonifacio en Múnich, pero tuvo que dejar el trabajo debido a que su enfermedad empeoraba.

[2]​ Había legado el trabajo restante a Wasmann, en cuya finca fueron redescubiertas tiempo después.

[2]​ Pinturas y bocetos al óleo más pequeños, afortunadamente conservados, confirman el talento original para pintar de Janssen.

Asimismo, una calle de Hamburgo, la Emil-Janßen-Straße, lleva su nombre en honor del pintor.