Vilafrancada

La naciente burguesía portuguesa aceptaba de buen grado el liberalismo en tanto le permitía asumir el poder político, pero excluyendo de éste al empobrecido pueblo llano.

El 27 de mayo de 1823, el infante Don Miguel se desplazó a Vila Franca y ahí se le unió un regimiento de infantería que debería haber ido a Almeida a reforzar la frontera contra los rebeldes del norte.

Al final del mes, sin embargo, el rey Juan VI decidió tomar la dirección de la revuelta, animado por el levantamiento del Regimiento de Infantería N.º 18, que había ido al Palacio de Bemposta a lanzarle vivas como rey absoluto; partiendo para Vila Franca, el rey Juan obligó al infante Miguel de Braganza a sometérsele y regresó triunfalmente a Lisboa.

Las Cortes se disolvieron, varios políticos liberales partieron al exilio y fue restaurado el régimen absolutista casi sin resistencia, pero Juan VI logró impedir el ascenso al poder del partido ultrarreaccionario y mantener su posición determinante en el ajedrez político, evitando la toma del poder por su esposa o su hijo Miguel.

Los partidarios del absolutismo extremo no dejaron, sin embargo, de conspirar, y menos de un año más tarde estallaba una nueva revuelta absolutista, la Abrilada, que acabó con el exilio del propio infante Don Miguel.

En príncipe Miguel entra a caballo en el Palacio de Bemposta , durante la Vilafrancada .