En donde los enfrentamientos eran exhibidos de manera sutil ya que la narratividad clásica prefería representar la violencia en el cine de forma sugerida y no es exhibida, es decir utilizaba recursos para dárnoslo a entender, pero implícitamente.
Esto marcó fuertemente al género debido a que se lo vio asociado con la glorificación de la violencia y algunos autores fueron censurados y hasta tuvieron que establecer finales en los cuales el delincuente era castigado por sus actos, para así no dar un mensaje moralmente confuso.
Otro punto característico del cine negro es la presencia de la mujer fatal, que parece inofensiva pero es muy peligrosa.
Por otro lado, se recurre a la utilización de este sistema para poder persuadir la actitud del público ante lo que ve y atentar contra la sensibilidad del público volviéndose indeterminada, salvaje e insensible.
Las películas, como herramienta comercial, en conjunto con la tecnología están provocando que el cine cautive en gran medida a su audiencia a partir de distintas innovaciones como por ejemplo el 3D.
Anteriormente, lo que volvía atractivo un film era un buen guion, una gran historia o tener a grandes actores realizando interpretaciones estelares.
Cabe mencionar que sin visionar el film, la película puede llegar a denotar una cuota de violencia desde el principio en su título, que por lo general contempla de forma mayoritaria palabras tales como muerte, morir, matar, asesino, asalto, entre otros.
Todos estos títulos incitan al espectador, provocando que la naturaleza violenta en el cine cumpla un papel remotamente rentable.
En consecuencia, esta nueva corriente de priorizar la rentabilidad económica, ha logrado que el cine se convierta en el vehículo de nuevas emociones, antes vistas como deplorables, donde entra la violencia como temática.
Conjuntamente la violencia se desarrolla de modo interno, por lo que los personajes se encuentran presos de la violencia, no caen ella sino que ella ya está incorporada.
De modo que, el enemigo se encuentra situado tanto en las calles como en las cabezas y por supuesto en las imágenes.
Los aspectos técnicos y visuales elegidos por los realizadores audiovisuales están focalizados en fortalecer la sensación del espectador de estar viviendo la violencia en carne propia.
Muchos de estos creadores, al momento de contar las historias imponen su sello, es decir, su impronta, la cual está condicionada por su bagaje cultural, experiencias personales y también está determinado según como interpretan la violencia y la realidad.
En esta época se inició la llamada generación de la violencia[7] del cine estadounidense, que estuvo protagonizada por siete directores que crearon grandes obras clásicas, a saber: Robert Aldrich, Richard Brooks, Richard Fleischer, Samuel Fuller, Anthony Mann, Nicholas Ray y Donald Siegel.
Diversos cineastas del siglo XX han creado diferentes retratos de la violencia.
Thomas Harris creó un personaje de ficción llamado Hannibal Lecter, un caníbal interpretado por Anthony Hopkins.
Sin embargo, las películas que utilizan esa violencia estilizada utilizan armas de fuego, sangre y explosiones, explotando la puesta en escena no tanto para proporcionar un ambiente narrativo sino para crear la apariencia de una "película" con esa atmósfera.
La violencia proyectada en las pantallas puede influir en las personas y sus comportamientos según diferentes factores.
Sin embargo, la motivación económica parece prevalecer a la hora de aumentar las audiencias según el profundo estudio realizado por James T.