En Extremadura existen dos advocaciones: en Garrovillas de Alconétar (Cáceres), y en Siruela (Badajoz).
Finalmente, se optó por colocar la imagen en una carreta sin bueyes para que la Virgen decidiera hacia dónde quería mirar.
Cuando iban a verla, veían que se giraba siempre mirando en dirección al pueblo desde donde la reclamaban; como consecuencia de este hecho, se decidió construir la ermita de espaldas a Siruela y mirando hacia el otro municipio.
Cuando la niña llegó y fue a sacar la imagen del zurrón, se llevó la impresión de que la Virgen no estaba.
Volvió de nuevo al día siguiente a la dehesa y allí estaba de nuevo la imagen; hizo lo mismo que el día anterior, pero la Virgen retornaba a la dehesa.