Virgen de las Angustias (Becerril de Campos)

Se cree que la talla poseía originalmente un peso excesivo para su uso procesional debido a que en 1623 consta la admisión en la cofradía del ensamblador Francisco Pérez por el hecho de haber ahuecado la imagen, considerada desde siempre como una obra vallisoletana, si bien su atribución a los continuadores del taller de Juni no goza de unanimidad, aunque Pérez de Castro considera probable su vínculo con los discípulos del artista borgoñón.

La pierna derecha se halla doblada y hacia delante mientras que la izquierda está flexionada y hacia atrás, gesto que provoca un pronunciado arqueamiento del tronco hacia el lado izquierdo, con el hombro de este lado claramente adelantado respecto al otro.

[3]​ La carga emocional radica en la cabeza, elevada, con la boca ligeramente abierta y mirada implorante, estando la obra caracterizada en líneas generales por una composición piramidal y compacta, si bien a diferencia de la escultura vallisoletana la de Becerril no posee el mismo nivel de desgarro, por lo que no se refleja tanto patetismo en la expresión facial.

La imagen, de calidad inferior a la Virgen vallisoletana, luce ropajes superpuestos y con gran presencia de dorados, consistentes en camisa, túnica con abertura a la altura del pecho, toca y manto, este último apoyado en el hombro izquierdo con caída por la parte posterior y recogido entre las piernas, luciendo los paños, en los que se aprecian restos de policromía verde azulada, una gran cantidad de suaves drapeados cuya similitud con los pliegues de la talla de San Andrés en el retablo de El Salvador de Arévalo vinculan la Virgen con Juni según Pérez de Castro.

[2]​: 187  Al igual que la imagen vallisoletana, la de Becerril tiene la mano hundida en el pecho, aunque en ella no se producen tantos pliegues como en la imagen de Valladolid, lo que resta sensación de profundidad.