Se trata de una talla de escultor anónimo, realizada en madera hacia el año 1300.
Representa a la Virgen bajo los cánones estéticos del gótico navarro, influenciado por el gótico francés, destacando la naturalidad del Niño que se desentiende del espectador y sonríe, alargando la mano hacia la flor que sostiene la madre en la suya.
Recibe culto en la capilla del Rosario, anexa a la iglesia de Santo Tomé.
En ella dispone de un altar que preside, que también custodia las imágenes de San José y Santa Águeda; además, cuenta con un camarín decorado al fresco.
Desde el siglo XVII la villa de Cuéllar celebra sus fiestas patronales en honor a la imagen, destacando dentro de sus actos los Encierros de Cuéllar, considerados los más antiguos de España, que fueron declarados Fiesta de Interés Turístico Internacional en el año 2018.