Fundamentado en la teoría libertaria, el voluntarismo argumenta que al ser la asociación y el acuerdo voluntario (basado en la naturaleza jurídica del contrato como institución), la única forma legítima de organizar una sociedad, entonces debe existir un libre mercado de sistemas jurídicos, políticos y económicos, y debe aceptarse toda forma voluntaria de organización social o de Gobierno.
[2] El argumento voluntarista indica que, siempre que sea respetado el derecho individual de la propiedad de uno mismo, la no agresión, la propiedad privada, y la secesión, puede usarse cualquier medio encaminado a alcanzar una sociedad libre; en caso contrario el individuo estaría legitimado a la autodefensa.
Históricamente el nombre "voluntarista" fue promovido en la política por Auberon Herbert, un discípulo del liberal manchesteriano Herbert Spencer y colaborador a la distancia del periódico anarquista Liberty, de Benjamin Tucker.
[3] Auberon Herbert (1838-1906) era un político inglés, y si bien nunca se consideró a sí mismo anarquista, fueron los anarcoindividualistas con quienes más intercambió criterios; Tucker diría de él "un anarquista en todo, menos en el nombre".
Según Brian Doherty, esto se debía a que el término "anarquismo" causaba miedo y se lo asociaba a la violencia, incluso Murray Rothbard utilizó un tiempo ese concepto.