Desde hacía ya varias décadas, Volvo recurría a montar motores del grupo Renault, Volkswagen o Audi, con cilindradas de hasta 2.5L en el caso del motor Audi.
Con la llegada del Volvo 850, la firma diseñó su propio bloque motor pensando en los futuros S60 diésel y gasolina.
De esta forma, en el año 2000 Volvo comenzó a montar el D5 en sus modelos diésel.
Tanto el bloque motor como la culata están fabricados en aluminio, con una disposición de cinco cilindros en línea y 20 válvulas DOHC.
La primera generación fue presentada en 2001, se consideró como uno de los mejores motores diesel del momento, ya que, gracias a su configuración pentacilíndrica, conseguía un tacto muy suave, una gran elasticidad (ya que entregaba la cifra máxima de par motor por debajo de las 2000 rpm), y una potencia máxima de 163 CV (120 kilovatios) a 4000 rpm, aunque el motor se estirase hasta por encima de 4500 rpm, lo que le daba ventaja con respecto a sus principales rivales (Audi A4, Mercedes Clase C y BMW Serie 3).