Fue el primer cuento divulgado por el autor (al menos del que se tiene constancia) y junto con otros dos relatos, «Agua» y «Los escoleros», conformó su primer libro, titulado Agua, que fue publicado en 1935.
La Universidad de San Marcos, en donde el entonces joven Arguedas había ingresado en 1931 para estudiar Letras, se hallaba en receso desde 1932, y lo estaría hasta 1935.
El protagonista es un niño-narrador (o un adulto que narra en retrospectiva) llamado Ernesto, en quien podemos identificar al Arguedas-niño.
[6] Otros secundarios: Julio el charanguero, Gregoria la cocinera, los indios de la hacienda, y Zarinacha, la vaquilla.
Ella y los demás indios se burlan de Ernesto, quien se retira avergonzado mientras continúa el jolgorio, hasta que llega don Froylán, uno de los patrones, quien sacude su látigo y manda a dormir a todos.
Kutu trata de consolarle, diciéndole que pronto se iría y le dejaría a Justina para él solo.
Finalmente, Ernesto es llevado a la costa, donde vive amargado y languidece «como un animal de los llanos fríos trasladado al desierto», imaginando que lejos, Kutu, aunque cobarde, llevaría una vida mejor trabajando en las haciendas de la sierra.
El espacio que se representa aparece escindido tajantemente en dos segmentos irreconciliables: los indios y los señores.
Kutu trata de justificar su actitud: el patrón tiene hijos muy pequeños y no desea que estos queden huérfanos a temprana edad; su esperanza es que Ernesto crezca y se haga abogado para defenderlos.
[13] El hermoso colorido de los bailes, las canciones y los poemas quechuas se nos muestra en toda su dimensión.