Xicomecóatl

Este nombre se le dio por su corpulencia, que Bernal describió como impactante.Dejemos de burla y digamos cómo llegamos a los aposentos, y el Cacique Gordo nos salió a rescebir junto al patio, que, porque era muy gordo, ansí lo nombraré.

[4]​Otros conquistadores y cronistas también se refirieron a este personaje de esta forma.

Otro nombre utilizado es «Chicomácatl», cuya mención más antigua que se conoce fue hecha por el historiador novohispano Fernando de Alva Ixtlilxóchitl.

[2]​ Los españoles fueron bienvenidos a la ciudad, y fueron recibidos por Xicomecóatl en el centro del pueblo.

Los españoles describen haber estado sumamente impactados con el aspecto de la ciudad, la cual varios españoles llamaron «Villaviciosa» o Sevilla:[12]​E ya que ibamos entrando entre las casas, desde que vimos tan grande pueblo, y no habíamos visto otro mayor, nos admiramos mucho dello.

[2]​Cortés fue recibido en el patio del palacio, donde se abrazaron los dos, como muestra de bienvenida.

El gobernante también dio varios regalos a Cortés, como joyas y oro.

Xicomecóatl afirmó que el pueblo estaba a solo unos pocos días de distancia si caminaban, y que el pueblo era sumamente peligroso, pues tenía una enorme cantidad de soldados mexicas planeando acabar con los españoles y los totonacas.

Cortés, no conociendo mucho de la región, confió en Xicomecóatl y decidió tomar acción sobre la situación.

La historia que contó Bernal Díaz del Castillo es la siguiente: Cortés logró convencer a varios señores de Cempoala para traer 100 «tamemes» para cargar armas españolas a aquel pueblo y 2000 soldados de Cempoala en 4 divisiones.

[21]​ Historiadores como Francisco López de Gómara, sin embargo, ofrecen una historia completamente diferente; según Gómara, una vez los soldados de Cempoala y españoles se habían organizado, fueron a Tizapanzinco sin avisar.

[23]​Según Díaz del Castillo, tras la explicación, los señores suplicaron que no avancen más y den fin a la situación.

Tras esto, Cortés ordenó que los guerreros de Cempoala que habían sido enviados con los conquistadores se detengan, pero para cuando fueron detenidos, ya habían saqueado varias casas y edificios, lo cual enojó a Cortés.

Tras esto, fue condenado a muerte en la horca, pero fue rescatado por el conquistador Pedro de Alvarado, quien cortó la soga mientras se asfixiaba en ella.

Cuando llegaron los españoles, XIcomecóatl, con varios señores del pueblo, se disculpó por la situación y entendió que estaba mal el haber intentado usarlos de semejante forma.

Cortés también intentó aprovechar el momento para traer unos indígenas locales y evitar sacrificios.

Sin embargo, los señores de la ciudad no aceptaron la propuesta por motivos religiosos.

Aun así, los españoles lograron tomar, con métodos no especificados, a cuatro personas, incluyendo dos mujeres, voluntarias para ser sacrificadas, que se encontraban bailando en la ciudad y pidiendo ofrendas para el sacrificio.

Cortés recibió la sobrina del gobernante, y Alonso Hernández Portocarrero recibió la hija de un gobernante y sobrino de Xicomecóatl llamado Cuesco, bautizada con el nombre doña Francisca, según Díaz.

Xicomecóatl entonces dijo:«Señor, estas mujeres son para los capitanes que tienes, y esta, mi sobrina, es para ti.

[30]​ Díaz del Castillo lo describe:Y según decían e alcanzamos a saber, aquellos papas eran hijos de principales y no tenían mujeres, mas tenían el maldito oficio de las sodomías, [...][31]​Para los españoles cristianos, la homosexualidad era un pecado el cual los totonacas practicaban comúnmente.

Cuando Cortés pidió la eliminación de varias prácticas totonacas, los sacerdotes respondieron que los dioses brindaban salud y bienestar a la gente, y por ello no podían abandonar los sacrificios ni a la religión.

Los españoles inmediatamente subieron al templo principal, donde tiraron las estatuas representando a dioses como Quetzalcóatl por las escaleras.

Díaz describe que los sacerdotes, al ver a las estatuas de los dioses rotas, se pusieron a llorar e intentaron no ver la destrucción, y rezaban para ser perdonados por los dioses.

Entonces llegaron varios soldados a la ciudad preparándose para disparar flechas contra los españoles y matarlos.

Al oír esto, Xicomecóatl corrió enfrente de los soldados y ordenó que no disparar a los españoles ni atacarlos.

El conflicto finalizó en ese momento, y Cortés decidió intentar realizar un acuerdo con Cempoala para calmar la situación.

[33]​ Tras esto, se restableció la alianza entre España y Cempoala, aunque este no sería el último conflicto en esta ciudad.

Carrasco fue uno de los hombres quienes intentaron alertar a Narváez, pero éste decidió ignorarlo.

Cortés, al encontrarlo, lo mando a su palacio para ser curado de sus heridas.

Pintura novohispana representando el momento en el que Hernán Cortés conoce a Xicomecóatl, el día 15 de junio de 1519. Juan González y Miguel González. 1698 [ 10 ]
Plaza principal de Cempoala
Hernán Cortés
Ciudad de Quiahuiztlán, donde Cortés se enteró sobre los recaudadores de Moctezuma y realizó una alianza con otros 30 pueblos totonacas
El bautizo de las ocho mujeres ofrecidas por Xicomecóatl. Miguel González. 1696 o 1715 [ 24 ]
Templo de las chimeneas. Templo principal de Cempoala
La derrota de Pánfilo de Narváez en Cempoala, según Diego Muñoz Camargo