El poblado se ubica en un cerro meandriforme dispuesto en el fondo del valle que le otorga un aspecto encastillado, cumpliendo así, con el patrón de un asentamiento en altura y con las connotaciones jerárquicas y defensivas que esto conlleva.
Rinde unos acusados flancos en la práctica totalidad de su perímetro, marcados por el foso natural que labra el río a su paso.
Las fases de ocupación que tuvo este lugar debemos encuadrarlas dentro de la Prehistoria, más concretamente durante la Edad del Bronce, en torno a 1.500 a. C. y hasta la Primera Edad del Hierro, que tuvo lugar en torno al 900 a. C., tal y como aseguran las dataciones hechas con carbono 14 a las viviendas del castro.
[6] Los restos que se han encontrado en el yacimiento han sido viviendas construidas en barro y madera, que poseen plantas con forma circular y ovaladas.
[6] Distintos análisis realizados en el yacimiento indican la explotación de recursos naturales como es la resina.