Catalogado como una de las formas más antiguas de la rumba, su nacimiento y desarrollo se sitúa entre la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX.
En Matanzas y sus suburbios surgieron los bandos, que eran grupos compuestos fundamentalmente por rumberos.
En el yambú, el baile es representado por una pareja y se caracteriza por las fuertes insinuaciones sensuales.
Los antiguos conjuntos de yambú de Matanzas eran improvisadores consagrados y contaban con una tumbadora y un quinto, que no era otra cosa que un cajoncillo de madera sobre el que se improvisaban los toques.
La vocalización se caracterizaba por la interpretación de melodías cortas sobre un modo mayor y era realizada por un coro y un solista.