Zeus fue comúnmente representado por los artistas griegos en dos poses: de pie, avanzando con un rayo levantado en su mano derecha, y sentado majestuosamente.
[7] Su equivalente en la mitología romana era Júpiter; en la etrusca, Tinia; en el hinduismo, Diaus Pitar; en la egipcia, Amón; y en la cananea, Baal.
[9] El principal centro donde los griegos se reunían para rendir honores al rey de sus dioses era Olimpia.
La mayoría de los títulos enumerados más abajo, por ejemplo, podían encontrarse en ciertos templos griegos desde Asia Menor hasta Sicilia.
[26] En otras monedas cretenses, Velcanos es representado como un águila y junto a una diosa celebrando un matrimonio místico.
[27] Inscripciones en Gortina y Licto registran una fiesta Velcania, demostrando que Velchanios fue aún ampliamente venerado en la Creta helénica.
Las obras de Evémero no se han conservado, pero los escritores patrísticos cristianos asumieron la sugerencia con entusiasmo.
En honor a esta versión del dios se realizaba una fiesta en varias ciudades griegas llamada Eleuterias.
[40] Asimismo, en la Antigua Siracusa, también se construyó y consagró un templo a Zeus Eleuterio en 465 a. C.[41] El epíteto Liceo (lykaios, ‘lobuno’) es asumido por Zeus solo en relación con las fiestas arcaicas de las Liceas en las faldas del monte Liceo, el pico más alto de Arcadia.
[43] Cerca del antiguo montón de cenizas donde los sacrificios se celebraban[44] había un recinto prohibido donde, supuestamente, ninguna sombra era jamás proyectada.
[45] Según Platón,[46] cierto clan se reuniría en la montaña para realizar un sacrificio cada nueve años a Zeus Liceo, y mezclarían un único trozo de entrañas humanas con las del animal.
Se decía que quien comía la carne humana se transformaba en un lobo, y solo podía recuperar su forma original si no volvía a comer carne humana hasta que hubiese terminado el siguiente ciclo de nueve años.
[47] En la época en la que Heródoto escribió sobre Dódona, las sacerdotisas llamadas peleiades (‘palomas’) habían reemplazado a estos sacerdotes.
Su posición como titánide sugiere según algunos que puede haber sido una deidad prehelénica más poderosa, y quizás la ocupante original del oráculo.
Zeus Amón era especialmente honrado en Esparta, donde existía un templo dedicado a él en la época de la guerra del Peloponeso.
Junto con Dioniso, Zeus absorbió el papel del dios jefe frigio Sabacio en la deidad sincrética conocida en Roma como Sabazius.
[49] En la versión más extendida Cronos fue padre de varios hijos con Rea: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón, pero se los tragó tan pronto como nacieron, ya que Gea y Urano le habían revelado que estaba destinado a ser derrocado por su propio hijo, tal como él había destronado a su padre.
Luego engañó a Cronos, dándole una piedra envuelta en pañales que este tragó en seguida sin desconfiar.
Los curetes, armados, custodiaban al niño en la cueva y golpeaban los escudos con las lanzas para que Crono no oyera su voz.
[58] Las versiones varían mucho en cuanto a los nombres de las nodrizas que se hicieron cargo del infante Zeus.
[66] Pausanias dice en el altar de Atenea Alea en Tegea estaba representada la propia Ide (o Ida) y que esta acompañaba a Énoe, Glauce, Neda, Tisoa, Antracia, Hagno, Alcíone y Frixa; todas ellas, junto con Rea, cuidaban al Zeus infante.
Olimpo, que parece ser uno de los gigantes, recibió a Zeus en Creta y le enseñó todo sobre los asuntos divinos.
[69][70] Otros dicen que cuando Zeus era todavía un infante y se hizo buen amigo de Aetos.
Más tarde Hera lo metamorfoseó en animal y este sería el origen del águila de Zeus.
[80] Otros dicen que, animados por Gea, los dioses eligieron unánimemente a Zeus como el nuevo soberano y este distribuyó las dignidades de cada inmortal.
[83] Luego que Zeus expulsó del cielo a los titanes, Gea, la madre de estos, engendró al monstruoso Tifón.
Este era tan poderoso que fue el único ser en vencer a Zeus, despojándolo de sus tendones.
Hera poseía un furor incontenible e irreprimible que Zeus a duras penas conseguía doblegar con palabras.
[108] Fue en este momento cuando Zeus arrojó a Hefesto del cielo por acudir en auxilio de Hera, que estaba atada.
En muchos casos Hera, la «celosa» diosa que representaba las tradiciones religiosas conservadoras, se vengaba atrozmente de la desleal «desertora», quien sucumbía al nuevo orden (véase Ío, etcétera).