La necrópolis debe situarse en los alrededores de la torre funeraria, que sirve de ábside a la ermita.
Este sepulcro turriforme está levantado con sillares de granito.
El podio consta de dos hiladas de sillares a soga y tizón; sobre él, tras una pequeña moldura, el paramento superior se levanta sobre tres hiladas de sillares y el resto de mampostería.
Puede apreciarse en los sillares de la torre el sistema utilizado por los canteros para extraer los bloques de granito; en un sillar del lado norte se ven una serie de agujeros realizados en línea, donde se introducían los tacos de madera que abrían la roca.
En 1992, se llevaron a cabo prospecciones superficiales en la zona arqueológica, que han proporcionado la información suficiente como para identificar dos áreas de habitación pertenecientes a época romana y probablemente vinculadas a la minería, una al sur de la ermita y otra al norte, esta última con evidentes muestras de actividad metalúrgica.