La zona desmilitarizada de Idlib fue una franja de seguridad existente entre 2018 a 2024 que separaba en su mayoría a las áreas rebeldes de la oposición siria repartidas entre Idlib, Latakia, Alepo y Hama con los territorios sirios del gobierno de Bashar al-Ásad.
El traslado de diversos rebeldes por parte de la Coalición RSII hacia Idlib siempre se utilizó en las negociaciones durante las diversas batallas que se libraron en el sur, norte y centro de Siria,[3][4] el número poblacional de la gobernación se vio triplicado por la llegada de rebeldes, y los grupos insurgentes autóctonos del lugar fueron subordinados por organizaciones mayores como el Ejército Libre Sirio[5] o Tahrir Al-Sham.
[6] Debido a los intereses del gobierno de Bashar al-Ásad de recuperar «cada centímetro de Siria para los sirios»,[7][8] Turquía se apresuró en llevar tropas a las áreas subversivas, de formar una especie de ejército militar rebelde sólido a similitud del ejército de Turquía, el Ejército Nacional Sirio y a su vez formar alianzas con grupos de tendencias yihadistas,[9] esto último dio como resultado la formación del Frente Nacional para la Liberación (en la que el propio Ejército Nacional Sirio está incluido).
[10] El temor de Turquía se desprendía en tres, el de que la posible ofensiva militar pudiera provocar una crisis humanitaria de refugiados que afectará todo el país,[11] perder relevancia en la guerra civil siria y por tanto relevancia a nivel regional[12] y por último, las discretamente buenas relaciones que tiene el gobierno de Bashar al-Ásad con la Federación Democrática del Norte de Siria lo que, a juicio de Turquía, representa una amenaza a su seguridad nacional[13][14] (algunos medios de comunicación locales planteaban que los kurdos participarían junto al gobierno sirio en una posible ofensiva hacia Idlib).
[15][16] Estados Unidos, Francia y Reino Unido afirmaron que comparten la primera preocupación de Turquía y el «posible e indudable uso de armas químicas» por parte de al-Ásad en Idlib durante su ofensiva, lo que acarrearía una «respuesta muy fuerte» por parte de esas tres naciones contra Siria.