Ángel Orensanz se estableció en Nueva York a mediados de los ochenta y creó la fundación que lleva su nombre en una antigua sinagoga del Lower East Side.
En este momento Orensanz ya comienza a sentir vinculación con el mundo artístico.
Durante sus ratos haciendo de pastor se dedica a realizar pequeñas figuras en madera con su navaja.
En este momento de su infancia realizará dos bustos de madera en los que representará a su madre, Alejandra, y a su abuela paterna, María; los bustos sonde una gran precisión y parecido con quienes pretendía representar.
En este momento Orensanz se especializará en talla, modelado, ornamentación y dibujo.
La fundación cuenta también con producción editorial; edita libros así como una revista propia denominada “Artscape Magazine”.
[2] Orensanz comenzará realizando obras en madera, piedra… de tamaña mediano y pequeño; la estatuaria religiosa fue muy poco trabajada por el autor.
Esta obra ubicada en Calanda es referente de la amistad que profesaba el autor por el genio calandino.
Orensanz realizará escultura calificable de ambiental, que serán los tótems y los bosques tubulares.
Se pueden ver sus obras en lugares inhóspitos del Alto Ebro y el Pirineo Aragonés; ejemplo de ello serán las existentes en su localidad natal, la cual no supera los 40 habitantes.
Sitúa esculturas en la nieve y en el agua e incluso, en ocasiones, les prende fuego o las hace volar por los aires con dinamita mientras son grabadas[3].
El Museo Ángel Orensanz y Artes del Serrablo cuenta con varias obras suyas.
En mayo de 2022 fue galardonado, junto con su fundación en los Premios Jábega, en el Centro Pompidou Málaga como reconocimiento a su labor cultural y trayectoria internacional.