El punto más bajo de la ciudad se encuentra a 365 m a orillas del río, el lugar más alto es el Hungerberg con una altura de 471 m que se encuentra en el límite con Küttigen.
En el área comunal de Aarau se han encontrado varios artefactos del neolítico.
Las instalaciones fueron dominadas por una torre ("Rore-Turm") que hoy en día está integrada en el ayuntamiento.
En el siglo XIV la ciudad se amplió en dos etapas y fue fortificada con una segunda muralla.
En su lugar se encuentra hoy en día una calle ancha llamada "Graben" (fosa).
Aarau capituló tras una resistencia breve y tuvo que jurar fidelidad a los nuevos señores.
Las clases altas asignaron todos los oficios sólo a familias consideradas aptas para gobernar.
En contra de lo habitual en otras ciudades los artesanos no se reunieron en gremios.
A partir de los principios del siglo XVIII se estableció también la industria textil.
Estos inmigrantes cultos también reformaron el sistema escolar de Aarau e introdujeron un espíritu humanista y revolucionario.
Dos semanas más tarde se instaló en Aarau un emisario francés que alentó el espíritu revolucionario de los ciudadanos, gracias al contraste entre el elevado nivel educativo y la falta de derechos.
La ciudad se negó a enviar tropas para defender las fronteras de Berna.
A principios del siglo XX se inauguraron además dos tranvías eléctricos.
A partir de los años 1960' trabajaron más personas en la administración cantonal y el sector terciario que en la industria.