Pese a que el gobierno tuvo una cierta influencia aneja hacia la Unión Soviética, dicho análisis aseguraba que muchos grupos tribales, especialmente uzbecos, vieron al gobierno establecido con una apariencia de diversidad étnica Pastún, con determinadas tendencias hostiles en cuanto a propósitos políticos y étnicos.
En cuestión de meses los opositores al gobierno comunista iniciaron una revuelta en el este de Afganistán, que se expandió rápidamente y llevó a degenerar en una guerra civil librada por guerrilleros muyahidines contra las fuerzas del gobierno comunista por todo el país.
Un gobierno soviético organizado, liderado por el Parchami Babrak Karmal y que incluía a dos facciones, consiguió llenar parcialmente el vacío de poder.
Las tropas soviéticas se desplegaron para estabilizar Afganistán bajo el mando de Babrak Karmal, que contaba con numerosos efectivos; a pesar de que el gobierno soviético no contaba con librar un vasto combate en Afganistán.
Los políticos americanos, tanto republicanos como demócratas temían en que los soviéticos estaban posicionándose para una toma de control y expropiación del petróleo en Oriente Medio.
Poco tiempo después de la invasión soviética, el presidente Jimmy Carter anunció lo que se vino a denominar la Doctrina Carter: el compromiso norteamericano de usar la fuerza si fuera necesario para acceder a los recursos petrolíferos del Golfo Pérsico.