Los agrosistemas tradicionales de Canarias se caracterizan por ajustarse a un relieve accidentado que dificulta la agricultura extensiva, si no es en terrenos llanos próximos del mar (zona que se conoce como isla baja).
Y la principal desventaja, aparte del derroche considerable de agua, es el lavado de nutrientes del suelo, que se empobrece rápidamente hasta volverse improductivo si no se utilizan fertilizantes.
Estos métodos agrícolas extremos se hicieron necesarios para que los isleños obtuvieran alimentos en épocas de gran escasez.
Las sorribas son una solución al cultivo sobre áreas ocupadas por coladas volcánicas, donde ninguna planta puede crecer directamente.
Hoy en día, los agrosistemas tradicionales de gavias y terrazas están en claro declive en Canarias.
Este sistema permite el cultivo en suelos que reciben muy bajas precipitaciones a lo largo del año.