Los últimos maestros alfareros de Chinchilla de Montearagón, Antonio Carcelén y los hermanos Luis y Antonio Tortosa, cerraron sus talleres a comienzos del siglo XXI.
En cuanto al glosario, las piezas de boca grande aquí se llaman obra abierta, la cacharrería sin vidriar obra parda y a la acción de vidriar: arcolar.
[11] Añadir, por último, que la alfarería chinchillana tuvo en el pintor Benjamín Palencia un ilustrador de excepción.
Su industria, en principio en talleres familiares y lejos del casco urbano, llegaría a alcanzar características gremiales.
[15] Las tinajas de Villarrobledo, originalmente ovoides, como las situadas por Cervantes en El Toboso, requerían un largo proceso de elaboración; en invierno se secaban y en primavera o verano se cocían.
Los hornos, exteriormente cuadrados y con cúpula achatada, tenían dos bocas, contrapuestas, para la leña.
Tuvo alfarería vidriada muy fina decorada en tierra blanca, al estilo de Cuerva.