fue una noble conocida por su relación con San Juan de la Cruz.
En 1582 vivía junto a su hermano Luis en Granada, donde este era oidor de la Real Chancillería.
Por aquel entonces, ya había perdido a su única hija.
Su marido había destinado parte de su herencia a una obra piadosa.
Este traslado estaría previamente acordado, según doña Ana, con Nicolás Doria, general de los carmelitas descalzos.