[3][4] [5] En sus inicios como autora se dedicó a trabajar con la poesía, y su primer libro -La cola del cometa (Ediciones de Uno, N° 28, 1988)-, fue muy bienvenido por la crítica.
A este primer impulso le siguieron Canción de cuna para un asesino (Último reino, Buenos Aires, 1992) y más tarde El cielo sobre Montevideo (Ediciones imaginarias, 1997).
[6] La década culmina con la publicación de La piel dura (Planeta, 1999), volumen de cuentos que colocará su nombre a nivel internacional: «La piel dura cuenta historias tan extrañas como verosímiles que transcurren en lejanas ciudades del Viejo Continente o en un Montevideo en decadencia ya la vez bello» [Contratapa del libro].
La década del 2000 estará signada por la escritura de novelas para un público lector ya conquistado.
No tengo respuestas”, dice la autora, y aclara que su novela más reciente había comenzado como un cuento largo allá por 2006: “Ahora lo que uno escribe no queda en el cajón, sino en computadoras obsoletas.
Más tarde vuelve a la poesía, al editar El año del lápiz (La madre del borrego, 2019), libro que se presenta como «un duelo por la muerte de los libros y de la escritura».