Anorexia mirabilis

La práctica de la inanición voluntaria o anorexia mirabilis era una conducta adoptada sólo por las mujeres, particularmente en la Edad Media, como una forma de imitar el sufrimiento de Jesús en sus tormentos durante la Pasión, ya que las mujeres preferían experimentar este dolor voluntario mediante el ayuno, mientras que los hombres santos experimentaban el sufrimiento a través del castigo físico mediante la flagelación.

[2]​ Esta denominación coloquial se convirtió en la más común en la época victoriana anglosajona, siendo anorexia mirabilis el término utilizado únicamente en círculos médicos.

Su pretendiente la rechazó debido a su apariencia y, como castigo por sabotear la unión, su padre, el rey de Portugal, la hizo crucificar.

En 2014, investigadores médicos publicaron un artículo sobre una mujer no identificada de unos sesenta años, nacida en Chicago, Illinois, que habría sufrido anorexia mirabilis.

Un ejemplo es Catalina de Siena (1347-1380), quien denotaba en el ayuno santidad o humildad femenina y subrayaba la pureza.

La investigación de la anorexia nerviosa en el siglo XX se ha centrado en los factores psicológicos, fisiológicos y otros.

[12]​ La historiadora social estadounidense Joan Jacobs Brumberg sugiere por su lado en la obra Fasting Girls: The History of Anorexia Nervosa (1987) que la anorexia mirabilis ya no existe, no porque los motivos de quienes se mueren de hambre hayan cambiado, sino porque los paradigmas para codificar estos comportamientos han cambiado.

[15]​ Muchas mujeres rechazaban todo alimento excepto la sagrada Eucaristía, lo que significaba no sólo su devoción a Dios y a Jesús, sino que demostraba, para ellas, la separación del cuerpo y el espíritu.

No importaba que los períodos reportados de ayuno femenino fueran increíblemente largos, desde meses hasta muchos años, y que esto aumentara el atractivo de este logro específicamente femenino.

Catalina ayunó inicialmente cuando era adolescente para protestar contra un matrimonio concertado con el marido de su difunta hermana Bonaventura.

De esta manera, las mujeres podrían ganar más libertad y respeto si permanecieran vírgenes que si se convirtieran en esposas.

[19]​ Cualquier alimento adicional que la obligaban a comer, lo expulsaba mediante vómitos provocados al introducir una ramita o rama pequeña por la garganta.

Logró sobrevivir en la práctica hasta casi el siglo XX, cuando fue superada por su contraparte más conocida, la anorexia nerviosa.

Catalina de Siena recibiendo los estigmas.