Antigua arquidiócesis de York

Al momento de la supresión, la arquidiócesis estaba dividida en cinco arcedianatos: York, Cleveland, East Riding, Nottingham y Richmond.

La tradición transmite los nombres de otros obispos, no comprobados históricamente.

[1]​ Con la evacuación romana en 410, la llegada de los anglos, sajones y jutos a mediados del siglo V puso fin a las estructuras cristianas en toda la isla de Gran Bretaña, que se convirtió al paganismo.

En 625 Edwino, que reinó en Deira (Yorkshire), Bernicia (Northumbria) y Lindisi (Lindsey), se casó con la hija del rey Ethelberto de Kent, que había brindado hospitalidad a los misioneros romanos y se había convertido al cristianismo.

El rey también lo nombró obispo de York y comenzó a construir la primera iglesia de piedra en el lugar donde hoy se encuentra la catedral (llamada en inglés York Minster).

Paulino recibió el palio del papa Honorio I mientras huía con la reina a Kent, aunque nunca consagró obispos ni estableció diócesis sufragáneas.

Durante tres décadas, la zona estuvo en estrecho contacto con el obispo celta de Lindisfarne.

Hacia el 730 se erigió otra diócesis, Whithorn, que separó su territorio del de York.

Durante el siglo IX fueron destruidas todas las diócesis sufragáneas de York, es decir, en general todas las del este de Inglaterra, área que se convirtió en el Danelaw.

La arquidiócesis de York jugó un papel importante durante la Reforma anglicana.

También había varias otras comunidades más pequeñas y órdenes de caballeros.

[1]​ Por lo tanto, muchas personas de Yorkshire dependían de los monasterios y capítulos para su propio sustento, como inquilinos, trabajadores o socios comerciales, y había una fuerte afinidad con la Iglesia existente.

Esta vez, sin embargo, el rey estaba preparado y los manifestantes católicos fueron arrestados o golpeados en pequeños grupos.

Aunque inicialmente era favorable al movimiento, probablemente sus sentimientos cambiaron, pues el 27 de noviembre reunió a su clero en la catedral para examinar los artículos que se le presentaban, pero pronunció un sermón desfavorable.

Sin embargo, se mantuvo en buenos términos con la soberana hasta su muerte a fines de 1578.

Con su muerte, para la Iglesia católica se interrumpió la sucesión apostólica y por tanto finalizó el episcopado de York.