Antonieta se convirtió en la segunda esposa del príncipe Ruperto, heredero a la corona de Baviera.
Este compromiso fue muy criticado por los lazos cercanos que mantenía la familia gran ducal luxemburguesa y la realeza del Imperio alemán, ya que por ese momento Luxemburgo estaba ocupada por Alemania.
Esto añadió a la gran presión que ya sentía la gran duquesa María Adelaida, que se vio obligada a abdicar el 10 de enero de 1919.
Cuando Alemania ocupó Hungría en octubre de 1944, Antonia y sus hijos fueron capturados, mientras que Ruperto, todavía en Italia, pudo evitar el arresto.
A pesar de que sería liberada ese mismo mes, el encarcelamiento dañó mucho la salud de Antonieta; aquel calvario hizo que ella jurara nunca más volver a pisar suelo alemán, y murió nueve años más tarde en Lenzerheide, Graubünden, Suiza.