Sin embargo, su precaria situación económica lo obligaba a trabajar desempeñando múltiples oficios (hachero, cargador, vendedor de ferias y carpintero).
Sin embargo, Antonio no se vinculará tanto con esta generación como con el movimiento impulsado por Luis Emilio Recabarren.
Dentro de estos movimientos es que en 1913 conoce a Domingo Gómez Rojas, quien lee su obra y lo entusiasma para ofrecerla en los teatros.
Mientras escribía y ofrecía sus obras a los teatros, debió continuar trabajando como empleado en tiendas, en el Registro Civil e incluso realizando algunos matches de box.
Masas de gentes se apostaron en las calles y arrojaron flores al paso del féretro.
[5] Su obra buscaba, en primer lugar, abandonar la frecuente imitación de los espectáculos teatrales que estaban en boga en aquella época (zarzuelas y comedias ligeras, entre otros), por ello muchas veces su trasfondo es autobiográfico.