No trasladó a su obra el aspecto anecdótico de la Fiesta, sino la técnica, la valentía, la seriedad y el peligro del toreo.
Prescindió de todo lo que no fuese la lidia y su concreción estética.
Trascendió de una suerte concreta (una larga afarolada, un pase de pecho, unas chicuelinas) para captar y plasmar el estilo del torero retratado y la casta del toro en la arena.
Su técnica artística preferente fue la tinta china, utilizando otras como el aguatinta, el óleo, el pastel y la acuarela.
El soporte favorito de Alcalde Molinero fue el papel, sin despreciar otros como la tela, el pergamino y el cristal.