Las armas usadas en la guerra del Pacífico fueron las herramientas utilizadas contra seres humanos en tareas de ataque, defensa y destrucción de fuerzas o instalaciones enemigas, o simplemente como una efectiva amenaza durante la guerra del Pacífico.
(Machuca, CCG, Cap, VIII) Existían, a fines del siglo XIX, dos teorías de trincheras.
Otra teoría pretendía que un ataque bien organizado y preparado podía vencer la defensa de cualquier trinchera.
Por ejemplo, el fusil denominado Comblain era fabricado en modelos diferentes para Bélgica, Brasil, Perú y Chile.
El original, que llamamos aquí de aguja, con cartucho combustible de papel y gasa de algodón, fue comprado por Perú para más tarde ser devuelto a Europa donde se le modificó para poder disparar un cartucho metálico, modelo que llamamos Castañón, en otras obras Chassepot transformados, reformados o modificados[notas 1] y un tercer modelo del Chassepot fue el Bornemueller o peruano, un modelo basado en el Chassepot pero fabricado desde un comienzo para el uso de cartucho metálico.
Bolivia le prestó 2.200 fusiles Remington Rolling Block en junio, que fueron devueltos el mes siguiente.
Castañón viajó a Alemania y en Suhl examinó al Mauser Modelo 1871, que tampoco pudo adquirir.
En cambio, Castañón contrató con el fabricante Bornmüller la fabricación de un diseño primerizo conocido como Modelo Peruano, cuyo cañón sería en dimensiones, calibre y rayado igual al de un Chassepot, excepto la recámara, que sería apropiada para alojar un cartucho metálico, con la misma carga y proyectil que el Beaumont, lo mismo que la mira y con un resorte de acero templado; el seguro debía ser como el del Mauser 71.
[3] También se enviaron a Europa los 5.100 fusiles Chassepot fabricados por Gillion para ser modificados al sistema Peruano, es decir, con cartucho metálico, pero solo se modificaron 2.040, pues muchos no resistieron el proceso de transformación.
En 1877 muchos estaban en malas condiciones para el servicio, lo que llevó a las autoridades a nombrar una comisión integrada por los coroneles Francisco Bolognesi, Mariano Vargas y Enrique Bonifaz para que sugirieran soluciones al problema de los fusiles.
Este defecto que se encontraba presente tanto en los fusiles Chassepot, como los fusiles Modelo Peruano y los Chassepot reformados era que el resorte era corto y el percutor no alcanzaba a golpear el fulminante.
Los rusos vendieron los fusiles capturados durante la guerra a Estados Unidos y de ahí fueron comprados por Perú.
Durante la guerra se compraron varias ametralladoras Gardner, Nordenfeldt y Gatling.
Perú y Chile emplearon ametralladoras durante la guerra del Pacífico, tanto a bordo de buques como en tierra.
Todo el tren estaba protegido por planchas de hierro, con las respectivas troneras y mirillas para los tiradores.
[11] Debido al rasante progreso técnico en la segunda mitad del siglo XIX, existieron grandes diferencias entre los cañones y la munición utilizada durante la guerra.
Lo mismo se afirma sobre la guerra Franco-prusiana, que la calidad superior de los fusiles Chassepot franceses sobre los anticuados fusiles Dreyse alemanes debió ser compensada con grandes bajas (Gravelotte y St.Privat) y la calidad de la artillería alemanas.
(Más tarde llegó el Blanco Encalada, y el Cochrane fue enviado a Europa para sus terminaciones.)
Con el arribo a Valparaíso de la fragata Cochrane Perú perdió la supremacía naval en la costa sur del Pacífico.
Desde inicios del año, Chile intentó comprar el vapor Amazonas de la PSNC, pero recién lo realizó en julio.
También ese mes compró en Gran Bretaña el mercante Belle of Cork, que fue renombrado Angamos, y dos lanchas torpederas.
El ministro Sotomayor intruyó a P. Lynch ordenar la construcción de una "lancha plana" para desembarcar.
Jorge Basadre relata los esfuerzos infructuosos para comprar en Francia el Solférino (1861) y el La Gloire a través de un agente nicaragüense, en Turquía el acorazado Fethi Bulend aparentando una compra japonesa, en Estados Unidos el blindado Stevens Battery.
El Perú logró comprar y recibir torpederas construidas en los Estados Unidos, además de torpedos.
Técnicamente de gran interés fue el desarrollo del Toro Submarino en Perú, que aparentemente fue completado pero nunca entró en acción.
A finales de mayo, Prado ordenó fondear torpedos fijos en Iquique y Arica.
En junio, Prado acordó con un británico apellidado Scott hundir los blindados chilenos con sus torpedos, cobrando solo tras haber cumplido su cometido.