Arqueología bíblica

Si bien los elementos principales de la arqueología bíblica son referentes teológicos y religiosos en su mayoría, esta es una ciencia en toda su dimensión metodológica.

Las técnicas científicas empleadas son las mismas de la arqueología en general como las excavaciones y la datación por radiocarbono, entre otras.

Contrariamente, aparte del mucho material factual que ellos producen como lugares de culto, elementos del orden sagrado y otras cosas científicamente observables, existen otros aspectos que son igualmente importantes para la investigación científica arqueológica como los ritos, libros sagrados y las costumbres.

Hoy, en cambio, la arqueología no pretende probar las afirmaciones de la Biblia sino descubrir el mundo histórico en el cual los libros bíblicos tomaron consistencia y significado.

Asia Menor, Macedonia, Grecia y Roma tienen más conexión con los relatos neotestamentarios.

En realidad el hallazgo se había producido veinte años atrás, tras los cuales la pieza sufrió un extraño cambio de manos y la inscripción se hizo posteriormente, dado que ni siquiera corresponde al patrón de la época.

En 1968 Niels Peter Lemche y Heike Friis escribieron dos ensayos en los que llamaban a una revisión completa en los modos en que se estaba leyendo la Biblia y sacando conclusiones históricas de la misma.

Davies con su obra En búsqueda del «Antiguo Israel»,[20]​ construyen las bases de lo que llegó a ser el minimalismo bíblico.

Hasta el momento, la arqueología no ha presentado ninguna prueba que asegure o niegue la existencia de los patriarcas.

En 2001 Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman publicaron La Biblia desenterrada: Nueva visión arqueológica del Israel Antiguo y el origen de sus textos sagrados,[22]​ donde expusieron un término medio hacia el minimalismo bíblico.

Jennifer Wallace diría de Israel Finkelstein en su artículo Tierra movida en la Tierra Santa:[25]​ Sin embargo, los maximalistas ubican típicamente a Josué a mediados del segundo milenio y no en el siglo XIII a. C. como Finkelstein asegura y ven los estratos de destrucción de las murallas como una corroboración del relato bíblico.

[26]​ En la actualidad las zonas bíblicas están llenas de excavaciones, sitios arqueológicos y museos abiertos al público en general.

En otras palabras, fueron descubiertos en un tiempo en el cual el conocimiento era limitado y no hay razones para creer que hubieran sido falsificaciones.

Estos rollos se vendieron (troceados, para aumentar su precio) a dos anticuarios de Belén.

Debido a las once cuevas en las que fueron hallados, la denominación de cada fragmento se hizo indicando primero el número de la cueva en la que fue hallado, seguido por la letra Q (o sea 1Q, 2Q, 3Q, etcétera).

[41]​ Como toda ciencia, la arqueología y su rama bíblica tienen sus propias especializaciones así como su trabajo interdisciplinario.

Sin embargo, gracias a la arqueología, muchos pasajes bíblicos han hallado una explicación más concreta, sin que por ello se quiera decir que la relación arqueología-estudios bíblicos sea pacífica o imprencindible.

Hoy, y gracias a esta disciplina, se sabe por ejemplo que los muros de Jericó[42]​ mencionados en el libro de Josué y cuyas ruinas han sido excavadas, pueden datarse en un tiempo que coincide con la inmigración israelita en la Tierra Prometida.

La papirología tiene una relación especial con la arqueología en general y es una de las más autorizadas en el terreno bíblico.

Fue en Pérgamo donde esta técnica tuvo un gran florecimiento, y de ahí proviene su nombre, pero el origen del pergamino se remonta al 1500 a. C. Al igual que sucedía con el papiro, el pergamino era un material caro, que quedaba restringido a quien tenía la capacidad de comprarlo.

[44]​ Desde entonces, la arqueología es considerada un valioso auxiliar e instrumento indispensable de las ciencias bíblicas.

[48]​ Dever encontró que la arqueología sirio-palestina ha sido tratada en los institutos estadounidenses como una subdisciplina de los estudios bíblicos.

No se puede volver al tiempo en el cual la arqueología presumía de «probar la Biblia».

La arqueología como se practica en la actualidad debe tener la capacidad de desafiar, y confirmar, los relatos bíblicos.

Museo de Israel, en Jerusalén, conserva tesoros preciados para la investigación y la exploración científica y bíblica.
El territorio conocido como Próximo Oriente fue sin duda escenario de los acontecimientos que inspiraron la redacción de los textos bíblicos
Una reconstrucción de la Jerusalén del siglo I , posible gracias a los aportes de la Arqueología Bíblica.
Las Cuevas de Qumrán en donde se hizo el hallazgo arqueológico bíblico más importante de todos los tiempos, en el valle del mar Muerto .
Jehú a los pies de Salmanasar III en el Obelisco Negro .
El Papiro de Turín, fragmentos de un antiguo mapa de Egipto. Los papiros son los documentos tangibles más antiguos que tenemos y las más importantes pruebas de la antigüedad y originalidad de un texto.
Ostracon que contiene el nombre de Temístocles , hacia 490-480 a. C. Museo del Ágora de Atenas .