En la década de los 70 se propuso crear un vertedero de viejos neumáticos como un proyecto para favorecer al ecosistema marino; sin embargo, la cadenas que sostenían a los neumáticos se rompieron a causa de la corrosión lo que provocó un considerable desastre ambiental.
El proyecto era bastante prometedor, y ya se había llevado a cabo en otros lugares de los Estados Unidos; sin embargo la compañía responsable no tomó las medidas pertinentes para asegurar que los neumáticos permanecieran fijos en el lecho marino ya que habían sido atado con cuerdas de nailon y cadenas de metal.
Algunos de los neumáticos han llegado a las playas contaminando las costas.
Desde el año 2001 se propuso un proyecto para retirar miles de estos neumáticos y así mitigar el impacto ambiental.
Para ello se ha calculado un costo entre 40 y 100 millones de dólares.