Aunque la gran extensión del desierto del Sahara actúa como barrera divisoria natural entre el norte de África y el resto del continente, hay considerables evidencias que confirman toda una serie de influencias entre ambas zonas a través de las rutas comerciales que atravesaron África.
En términos generales, como todas las manifestaciones artísticas primitivas, el arte africano es esencialmente funcional, siempre surge asociado a un acto religioso o de carácter social, y de ahí que esté fuertemente condicionado por las creencias.
En las áreas donde predominaba la cultura pastoril (desde el Sudán, al sur de Sahara, hasta la sabanas orientales y meridionales), las principales manifestaciones artísticas se dan en el ámbito de adorno personal, donde aparecen con frecuencia motivos inspirados en los animales.
Sólo las civilizaciones más desarrolladas llegaron a crear un panteón de divinidades establecidas.
Los africanos creían en un dios todopoderoso que no se comunicaba con los imperfectos seres humanos.
Esa divinidad otorgaba a todas las criaturas un espíritu, que podía ejercer una influencia positiva o negativa; los más poderosos eran los antepasados: cuando un hombre moría, su espíritu se separaba de su cuerpo y vagaba por el lugar donde vivió.
La gran mayoría de las manifestaciones del arte africano tiene como materia básica la madera.
Aunque los portugueses habían llegado al río Congo en 1482, el interés científico y, sobre todo, económico de las naciones europeas por África no se desarrolló hasta mediados de la mencionada centuria.
[1] A menudo se caracterizan por motivos decorativos recurrentes, como cascos salacot, trajes, uniformes oficiales o pipas de tabaco, y están pintados en colores brillantes con pinturas a base de pigmentos vegetales.
[2] Logró popularidad internacional tras la Segunda Guerra Mundial y después de la descolonización.
1900-50), cuyas obras se exhiben ampliamente en museos de los Estados Unidos y Europa.
En el arte africano destacan las realizaciones en madera, tanto por su número como por su calidad, aunque hay esculturas más antiguas en terracota (Nok S. V AC) y bronces de Benín (siglo XIII), en la actual Nigeria.
A lo largo de su historia, los grupos etno-lingüísticos que poblaron África han tenido sus propias tradiciones arquitectónicas.
En algunos casos, se han podido identificar amplios estilos, tales como la arquitectura saheliana en África occidental.
La arquitectura occidental también ha tenido un impacto en las zonas costeras desde fines del siglo XV y, actualmente, es una fuente de inspiración importante para muchos edificios, particularmente, en las grandes ciudades.
África es un vasto continente, teniendo sus diferentes regiones y naciones una gran variedad de tradiciones musicales.
El reino de Benín, que entre los siglos XIV Y XIX ocupó el territorio de la actual Nigeria, fue muy rico en esculturas realizadas con materiales diversos, como hierro, bronce, madera, marfil o terracota.
Las artes escénicas (danza, teatro y música) presentan tanta relevancia o más que las visuales.
Aunque se ha transmitido sobre todo oralmente, también ha existido cierta tradición escrita entre los hausa y suajili.
Por último, es imprescindible comentar una de las expresiones artísticas más peculiares del continente: la mascarada.
Los collares africanos destacan por el conjunto de colores que en ellos se combinan.
Como en todos los periodos artísticos, coexisten actualmente en África importantes innovaciones junto con significativos conservadurismos estilísticos.