Aunque la asociación ya no existe como tal, continúa su hospital, incautado por el régimen de Fidel Castro en 1959.
[1][2] En la primera gran ola migratoria, entre 1880 y 1930, se fueron a América medio millón de gallegos.
Un estudio del profesor cubano Julio César González Pagés cifra en 60.000 el número de mujeres gallegas acogidas en ese país.
Analfabetas en muchos casos y sin recursos, trabajaban sobre todo como sirvientas y, a menudo, eran captadas por intermediarios que las obligaban a prostituirse, lo que hizo de esta emigración una de las más estigmatizadas por la población cubana.
[2][3] Las gallegas sufrían discriminación por género, por etnia, por extranjeras y porque las propias sociedades de emigrantes las tenían en total abandono: el mismo Centro Gallego sólo ofrecía servicios sanitarios a los hombres.
[4] En 1914 decidieron reformar el reglamento de esta sociedad para que fuera quien estableciera un sanatorio para la comunidad gallega.
Así surgió el proyecto que dio origen a la Institución Hijas de Galicia.
[3] Además de construir un hospital y un balneario social, desde su fundación, la asociación realizó una intensa actividad en la solución de los trámites burocráticos que las inmigrantes tenían al llegar a Cuba y actuaba en las difíciles circunstancias que pudieran afectarles, efectuando reclamaciones para la entrada en el país, durante su estancia en Cuba y, si era el caso, ante el Consulado español estableciendo colaboraciones para la eventual repatriación.