Suele servirse en tablas de quesos acompañando aperitivos o cerveza, ensaladas o fundido al horno.
La biodiversidad de los microorganismos autóctonos que causan la fermentación le dan a este queso un sabor especial e inconfundible.
Siendo una alternativa a los quesos de producción industrial.
Se produce en bloques y posee una textura muy granulosa.
Se recomienda almacenarlo a una temperatura de entre 2 °C y 8 °C.