Tras la derrota de Atenas en la guerra del Peloponeso, Lisandro y los espartanos victoriosos impusieron un represivo gobierno oligárquico a la ciudad.
[3] La hueste espartana fijó su campamento en un campo a dos millas de Filé, y desde allí vigiló la zona.
Para entonces, sin embargo, en Filé se habían concentrado numerosos exiliados; Trasíbulo contaba ya con unos setecientos hombres.
Los vencidos huyeron en desbandada camino de Atenas; los vencedores, tras perseguirlos una milla, regresaron a Filé.
Los exiliados, por su parte, recibieron un gran impulso del prestigio de la victoria; su número aumentó rápidamente con nuevos reclutas.