[3] La primera expedición española llegó a la región en 1565, pero la ciudad en sí no sería fundada hasta 1571.
Sin embargo, el plan se vio frustrado al comenzar, ya que Limahón había ordenado ejecutar a los prisioneros y, al no contar más con su experiencia, Sioco y sus hombres se vieron atrapados en las corrientes de la zona, con lo que tres de sus botes zozobraron y el resto se desvió por error hasta Parañaque.
[5] Los piratas sitiaron la casa, ya defendida por pocos hombres, desde cuya ventana la esposa de Goiti, Lucía del Corral, les increpó a voces.
[1] En todo caso, sólo sobrevivieron Del Corral y el soldado Francisco de Astigarribia, gravemente heridos.
[16] Poco después, Salcedo llegó a Manila con sus propios refuerzos y Lavezaris le otorgó el puesto de Maestre de Campo vacado por Goiti, adjudicando a Ramírez el que Salcedo dejaba.
[17] Las fuerzas españolas en este momento se componían, según algunas cuentas, de 150-200 soldados ibéricos y 200 guerreros filipinos.
Sin embargo, mientras la batalla se daba, ocurrieron disturbios inesperados detrás de las filas aliadas.
Los tránsfugas robaron las embarcaciones traídas por Salcedo y trataron de escapar por el río Pásig, pero lo hicieron con tanta precipitación que muchos cayeron al agua y se ahogaron; algunos fueron atacados además por otros nativos, que aprovechaban a su vez la ocasión para vengarse de servidumbres e inquinas previas.
Limahon ordenó a sus efectivos que se concentraran en saquear lo que pudieran, incendiando dos navíos embarrancados para atraer la atención de los defensores hacia otro ángulo, pero Salcedo no se dejó engañar y cayó sobre ellos en plena galima.
Sucedió una confusión cuando se avistaron antorchas y movimientos en la playa, pero estos resultaron ser lugareños desvalijando los cadáveres de piratas, y poco después tuvieron noticia de que Limahon había salido a mar abierto hacia el norte.
Saavedra fue traicionado por los locales, pero consiguió huir por un brazo de mar difícil y volver con las noticias.
El asedio se prolongó durante cuatro largos meses, esperando vencer a los sitiados por hambre.
Tras una infructuosa negociación con el navegante chino Pesung Aumón, que había llegado para ofrecer a Limahon convertirse en corsario del emperador Wanli o ser aniquilado por la flota china, el pirata consiguió una noche salir con embarcaciones improvisadas por un canal excavado en secreto, dejando tras de sí a heridos sacrificados.
[7] El término del conflicto con Limahon trajo las primeras relaciones políticas con la corte de China.
Aumon pidió a Lavezaris rescatar a los cautivos chinos, ya que entre ellos había mujeres nobles de su país, y el español se los concedió gratis, aceptando como agradecimiento llevar una embajada española al emperador.
[1] Dirigida por los religiosos Martín de Rada y Jerónimo Martín, y asistida por el mercader chino Sinsay, la embajada llegó a Fujian con indicaciones de procurar relaciones comerciales, siendo seguida por varias del mismo uso.